miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Mandato Materno


Desde tiempos inmemoriales pesa sobre la mujer el mandato de la maternidad. 
La naturaleza se ha encargado de cimentar dicho mandato, dotando únicamente a este género (al menos hasta ahora) con la posibilidad biológica de concebir y dar a luz. Hasta hace no mucho tiempo, se podía decir que la única función histórica y social de la mujer era la de parir y criar hijos. En un pasado no muy lejano, no existía para la mujer la menor posibilidad de desarrollar una carrera profesional, trabajar fuera del hogar o ser económicamente independientes. Esta situación comenzó a revertirse muy lentamente hacia principios y/o mediados del siglo XX, pero hasta ese momento las mujeres que gozaban de cierta autonomía eran una extraña excepción. El siglo pasado trajo aparejado (entre muchas otras cosas), una evolución fundamentalmente en lo económico que contribuyó al desarrollo de la mujer en diversos planos además del familiar. 

Pero aún hoy y a pesar de la gran evolución de la mujer en la sociedad, nos inculcan desde muy pequeñas el mandato de la maternidad. Comienza con esa primera muñeca que te regalan cuando niña, a la que te enseñan que debes cuidarla y mimarla como si se tratara de un verdadero bebe. Quién no ha jugado a ser mamá? Desde muy tierna edad aprendemos a que debemos ser responsables de ese “bebe” y a cuidar de él, porque en definitiva el rol mas importante de nuestras vidas será el de ser madre.

Debemos ser madres porque así ha sido siempre! Porque nuestras madres y nuestras abuelas lo fueron. Porque tener hijos es lo “mas maravilloso del mundo”, y es lo “mejor que puede pasarle a una mujer”. No, no podemos bajo ningún punto de vista perdernos eso. Si somos “verdaderas mujeres” entonces debemos ser madres!

Quién no ha  escuchado estas proclamaciones mas de una vez?

Finalmente creces, eventualmente te casas, y al poco de un tiempo, todo el entorno familiar comienza con las ya conocidas y molestas preguntas: “y para cuando los chicos?”; “cuando me van a hacer abuelo/a?”; “vamos que hay que agrandar la familia”; “vamos que hay que perpetuar el apellido…”.
…………………………………..???

He escuchado hasta el cansancio esas preguntas. 

Pero MI pregunta es: se puede escapar al mandato materno?

Y MI respuesta es: SI.

Perfectamente se puede escapar al mandato materno, y además hacerlo sin morir en el intento.

Cada vez son (somos) mas las mujeres que deciden (decidimos) vivir una vida sin hijos. Mujeres que quieren realizarse como tales sin incursionar en dicha aventura. Mujeres que priorizan su independencia y su libertad por encima de cualquier mandato tradicional. Mujeres que se animan a  construir su futuro siguiendo los instintos de su corazón y sin escuchar o dejarse influenciar por preguntas molestas e indiscretas del entorno.
Nadie tiene el poder de decidir sobre nuestras vidas. Es tiempo de que se terminen los mandatos sociales, y el de la maternidad entre ellos.

La mujer no nació para ser madre.

La maternidad es una opción mas en la vida. Como también lo es la opción de vivir una vida sin hijos. Ambas opciones son completamente válidas, pero debemos transitar un camino u 
otro con total libertad de decisión y con plena conciencia al momento de nuestra elección. 





martes, 17 de septiembre de 2013

“Niños: you are not welcome on board"


La mayoría de nosotros lo hemos padecido en algún momento. Uno sube al avión y en la misma fila o quizás en la de al lado o en la de atrás, un matrimonio con hijos pequeños se dispone a realizar el mismo viaje que nosotros. Resulta que el viaje es de mas de 6 horas, y resulta que el (o los niños) en cuestión no paran en todo el viaje de llorar y de llamar la atención a los gritos. A mi me pasó, y no una vez, varias veces. No se lo deseo a nadie. Muchas veces los padres hacen hasta lo imposible para calmarlos durante todo el viaje (sin ningún resultado positivo por lo general), pero otras parece no importares la situación en lo mas mínimo  y entonces se desligan del problema, dejando al niño actuar a su libre albedrío. Conclusión: el viaje es un completo infierno.  



Afortunadamente, algunas aerolíneas han comenzado a interiorizarse de dicho problema y han planteado una solución. Es el caso por ejemplo de Singapore Airlines que por unos pocos dólares de mas ofrece un “Kid-free quiet zone” (una zona libre de niños) en sus vuelos. Malaysian Airlines también ha seguido el ejemplo recientemente. Se trata de un espacio de varias filas de asientos en las que simplemente los menores de 12 años tienen vedado el acceso. Aunque no es una opción “gratis”, ya que hay que pagar una mínima diferencia en el precio del pasaje, creo que puede llegar a ser una buena solución para aquellos que anhelamos un viaje tranquilo y relajado. Es de esperar que esta medida sea copiada por muchas mas aerolíneas en el futuro, aunque los analistas dudan de que eso suceda al menos en el corto plazo.
Sin embargo, no hay duda de que esta es una tendencia que crece cada día mas. En Estados Unidos y en Canadá han comenzado a surgir tímidamente en los últimos tiempos, una serie de restaurantes, cines y demás espacios públicos y privados que propician este tipo de pólizas en sus negocios. Se trata de ambientes pensados solo para adultos, los cuales abiertamente promocionan sus espacios bajo el simple anuncio de “Prohibido los Menores”.