Desde
tiempos inmemoriales pesa sobre la mujer el mandato de la maternidad.
La naturaleza
se ha encargado de cimentar dicho mandato, dotando únicamente a este género (al
menos hasta ahora) con la posibilidad biológica de concebir y dar a luz. Hasta
hace no mucho tiempo, se podía decir que la única función histórica y social de
la mujer era la de parir y criar hijos. En un pasado no muy lejano, no existía
para la mujer la menor posibilidad de desarrollar una carrera profesional,
trabajar fuera del hogar o ser económicamente independientes. Esta situación
comenzó a revertirse muy lentamente hacia principios y/o mediados del siglo XX,
pero hasta ese momento las mujeres que gozaban de cierta autonomía eran una
extraña excepción. El siglo pasado trajo aparejado (entre muchas otras cosas),
una evolución fundamentalmente en lo económico que contribuyó al
desarrollo de la mujer en diversos planos además del familiar.
Pero
aún hoy y a pesar de la gran evolución de la mujer en la sociedad, nos inculcan
desde muy pequeñas el mandato de la maternidad. Comienza con esa primera muñeca
que te regalan cuando niña, a la que te enseñan que debes cuidarla y mimarla
como si se tratara de un verdadero bebe. Quién no ha jugado a ser mamá? Desde
muy tierna edad aprendemos a que debemos ser responsables de ese “bebe” y a
cuidar de él, porque en definitiva el rol mas importante de nuestras vidas será
el de ser madre.
Debemos
ser madres porque así ha sido siempre! Porque nuestras madres y nuestras
abuelas lo fueron. Porque tener hijos es lo “mas maravilloso del mundo”, y es
lo “mejor que puede pasarle a una mujer”. No, no podemos bajo ningún punto de
vista perdernos eso. Si somos “verdaderas mujeres” entonces debemos ser madres!
Quién
no ha escuchado estas proclamaciones mas
de una vez?
Finalmente
creces, eventualmente te casas, y al poco de un tiempo, todo el entorno
familiar comienza con las ya conocidas y molestas preguntas: “y para cuando los
chicos?”; “cuando me van a hacer abuelo/a?”; “vamos que hay que agrandar la
familia”; “vamos que hay que perpetuar el apellido…”.
…………………………………..???
He
escuchado hasta el cansancio esas preguntas.
Pero MI pregunta es: se puede
escapar al mandato materno?
Y MI
respuesta es: SI.
Perfectamente
se puede escapar al mandato materno, y además hacerlo sin morir en el intento.
Cada
vez son (somos) mas las mujeres que deciden (decidimos) vivir una vida sin
hijos. Mujeres que quieren realizarse como tales sin incursionar en dicha
aventura. Mujeres que priorizan su independencia y su libertad por encima de
cualquier mandato tradicional. Mujeres que se animan a construir su futuro siguiendo los instintos
de su corazón y sin escuchar o dejarse influenciar por preguntas molestas e
indiscretas del entorno.
Nadie
tiene el poder de decidir sobre nuestras vidas. Es tiempo de que se terminen
los mandatos sociales, y el de la maternidad entre ellos.
La
mujer no nació para ser madre.
La
maternidad es una opción mas en la vida. Como también lo es la opción de vivir
una vida sin hijos. Ambas opciones son completamente válidas, pero debemos transitar un camino u
otro con total libertad de decisión y con plena
conciencia al momento de nuestra elección.